Presentamos dos visiones de la misma situación, la vida cotidiana en Cuba vista por la residente brasileña, Dora, que cuenta las medidas adoptadas para combatir el Covid-19. La otra desde Francia, el relato de Hernado Calvo Ospina, residente colombiano en París. Una, de una Revolución asediada, con un bloqueo terrible, la otra en un país del primerísmo mundo sin medidas sanitarias ni humanas hacia su población.
Habla Dora en La Habana:
«Desde el 11 de marzo, cuando se identificaron los primeros casos, se han acumulado más de 18 mil muestras analizadas. Para tener una idea del nivel de trabajo, de los identificados como positivos, hay un porcentaje que varía entre 40 y 65 porcentaje de personas que no tenían síntomas y se enteraron gracias a la búsqueda activa, la información es diaria y repetida y las medidas de prevención se toman en serio.
Aquí, usan varios medicamentos, la mayoría de ellos producidos a nivel nacional, como el antiviral Interferón Alfa 2B, que varios países ya han solicitado y ha ayudado a salvar vidas en China, donde tienen un Laboratorio con tecnología cubana.
Sólo se ofrecen servicios esenciales, con seguridad sanitaria: Uso de máscaras, asepsia de lugares, autobuses que transportan trabajadores. La búsqueda es incesante y hay vigilancia médica para aquellos que tienen diabetes, hipertensión, problemas renales, VIH, problemas respiratorios, entre otros.
Y surgirán casos porque hay constantes búsquedas y pruebas de laboratorio. Desde el comienzo de la pandemia, hay un aumento en la oferta de alimentos, productos de higiene y limpieza.
¡Se anticipan ofertas para más camas, lugares para aislamiento, etc., incluso en las cárceles!
Ya tomé la última dosis de Prevengo-Vir que el gobierno está entregando a los hogares, a través de la enfermera familiar. Es homeopático y aumenta la inmunidad. Son 5 gotas sublinguales. Aquí el sistema es preventivo terapéutico desde el triunfo de la Revolución y no hay forma de colapsar, ya que existe un excelente protocolo de servicio.
Realmente me siento protegida. Se piensa en la salud en su totalidad. La solidaridad y el humanismo se expresan en la isla e internacionalmente, con la llegada de brigadas médicas cubanas en varios países, llamados por el eterno Comandante en Jefe Fidel Castro, el ‘Ejército de túnica blanca’. ¡Viva la Cuba socialista!
Hernando Calvo Ospina:
A un mes de confinamiento en Francia. Aquí seguimos encerrados y sin saber qué va a pasar. Somos un barco sin capitán, sin lo mínimo necesario para enfrentar al virus, pues ni mascarillas existen. Tampoco batolas para médicos y enfermeras.
A las 8 pm no he aplaudido ni una vez. Me da hasta verguenza hacerlo por quienes están en primera línea de la batalla. Eso está bien, pero ellos siguen con malos salarios y, lo peor, sin medios para enfrentar semejante crisis y arriesgando sus vidas. Como los transportadores y vendedores de alimentos, los recogedores de basuras (qué hariamos sin ese fundamental servicio invisible)!! Pero vamos adelante! sin saber a donde vamos, fuera de estar encerrados.
Encierros en reducidos espacios, que ya hicieron aumentar en 40% la violencia familiar. Donde tres hijos deben hacer sus tareas en un solo computador, si existe. Estamos como el dicho: no sabemos donde vamos, pero tratemos de llegar de primeros!!
Francia, tímidamente se ha reconocido, está como un pais del tercer mundo a nivel de servicio de salud, aunque es la quinta economía del mundo y el tercer exportador de armas.
El saber que no existe un capitán y un plan concreto para enfrentar al mal, pesa mucho en el ánimo de las mayorías. No hay cosa que más mate en todos los sentidos que la impotencia. Y eso es lo que jode en estos momentos. La incompetencia de un Estado. De un Estado cuyo sistema de salud se destruyó para el beneficio de unos pocos.
Y la prensa callando o manipulando la cantidad de muertes y la realidad global del problema. Grandes cómplices de la grave situación. La inmensa mayoría de muertes por este virus son crímenes, pues se han podido evitar.
Y los grandes empresarios solo han abierto su boca de explotadores para decir que los trabajadores deben regalar sus días de vacaciones pagas. Pues este confinamiento es como unas vacaciones, dicen los grandes patrones. «Trabajar un poco más», para recuperar sus ganancias perdidas. Sin recordar que han sido ellos y sus políticos los responsables de la destrucción de los sistemas de protección social para propio beneficio.
Presiento que dentro de poco las personas van a comenzar a salir a las calles porque no soportan más un encierro del que no se sabe nada. Normalmente en estos momentos es que aparecen los líderes espontáneos. Es en estos momentos en que los de la izquierda deberían mostrar el camino que tanto han dicho que se debe agarrar. Es el momento que dejen de criticar y quejarse, tarea contínua, al gobierno y propongan, guíen, orienten.
Seguro que las gentes los seguirían ante el vacío del Estado. Pero Nada. Aquí ni Melenchon. El apenas ha salido a decir dos palabras, que tampoco mostraron camino. De suerte la extrema derecha también está sin reaccionar.
Y el descontento es inmenso. Casi nadie le cree a Macron. Ya ni sus ministros hablan porque en cada frase dicen lo contrario de la anterior o no dicen nada. Y lo peor: mienten flagrantemente o contradicen a Macron, que ya había hablado repleto de contradicciones o mentiras. Por eso, por la rabia que sube y sube entre las mayorías, los que ya se están preparando son los sistema represivos para el día que se pueda volver a la calle masivamente, pues el sistema sí sabe defenderse.